Una especie de capote de monte cubre la ciudad. Madrid se viste con un tejido de lana que tiene pelusa y polilla en el ambiente. La mula Francis, cual pava con la cola abierta, se muestra generosa y noble, diciendo con gratitud a los madrileños : "Mañana de Sol al Cielo, adoraréis un Asno".
 Por legitimidad de sus abuelos, dirige los destinos de la ciudad, y sabe a punto fijo el sitio o puesto en que el Asno se encontrará con su Pesebre. Desde tiempo inmemorial, aquí se heredan las coronas y los cetros Rebuznando.
 Ella dice que "hay nebladura y modorra en el ambiente. Que el pueblo guiado por aves de rapiña debe saber que "la necesidad tiene cara de hereje""
 Mi amigo y yo andamos las calles a pie con el solo objeto de cortejar a las señoras y señoritas. Los gatos que vemos tienen rubicundez provocada en la piel por la acción de algún medicamente genérico de una clínica privada. Los perros hacen el amor en la Gran Vía, justo en la esquina que da a Calle la Montera.
 Hay mucha rotulata en sus calles como cuando la Curia romana exhibe de un sujeto o sujeta sus nalgas en nombre del papa y proceder a su beatificación. También, mucha relajación, corrupción, desarreglo, y muchos longuillos, setas parásitas que se hacinan en despechos de bancos e instituciones administrativas.
 Paseando la puerta del Sol nos rozamos las personas. A veces, tropezándose un pie con otro. Venga a verlo quien creerme no quiera. El Oso rosillo, bestia mezcla de blanco, negro y castaño, corta con los dientes las hojas del Madroño. El gobierno rozavillón come a expensas del pueblo a roso y velloso, totalmente, sin excepción, sin consideración ninguna. Y engorda.
 Vemos a reznos bandoleros con traje y corbata, cual garrapatas, viviendo la vida parásita del Congreso y el Senado, donde sólo se hacen o forman roscas con los dedos, como en las iglesias y catedrales roscas como hostias. La gente dice, mirando hacia ellos, que "son como paños abiertos y cosidos por la inmediación de una costura".
 El fuste y la corona del pueblo son larvas que se enroscan con facilidad y al menor peligro. Una jota está escribiendo nuestro perro "Divieso" al levantar su pata en la nacela, moldura cóncava que adorna la base de una columna del museo del Prado.
 Hemos venido a Madrid para ver a qué saben sus procesiones de Semana Santa (la SS). De una que salió de los Jerónimos, sus nazarenos y tontos de capirote iban cantando : "al cabo de los años dos mil vuelven las aguas místico fascistas por donde solían ir". También : "la Libertad será cuando vengan sambenitos, cuando la rana críe pelos en una semana sin jueves", de la naveta salía incienso que olía a demonios.
 "Aún hay sol en las albardas", nos dice un embrutecido camarero de un bar en la plaza de Tirso de Molina. Nos cuenta que es de la Ribera del Duero, y se dice poeta por uso, por moda y sin maestros, que ha recitado en la Casa Encendida y en el Palacio de Cañete, "mejor que los curas Rebuznantes en los templos".
 Nos ha dejado un librito veraz, curioso muy guardado, que nos confirma su poesía en Haikú, por cierto. Leemos :

"Lo feo que son
Los viejos políticos.
Ratón roedor.

Sol abrasador
Codornices cantoras
Puente de Bailén.

Virgen sagrada
Gallina ponedora
Abad consorte.

Profeta rey :
El azul del cielo
De pelo cuelga.

Entre santa y santo
Pared de cal y canto
Por si acaso.

Cual más cual menos
Todo sexo es pelo
De verbo ad verbum.