Duermo en una habitación de un chalet adosado, en el barrio de Las Huelgas, en Burgos, justo al lado de la habitación de un viejo cansado al que escucho llorar cuando, desnudo, se mira ante el espejo del armario. Él se dirige a su pene, que parece más propio de lo quees él, de viejo.

- Mira tú, mira tú,qué pena de pene ; qué pene de pena. Cuando eras de mancebo y pupilo de tus padres, te veías hermoso y tieso, aunque no te comieras una rosca, pues, si follabas era pagando. A veces, entrabas en chuminos reales rebosando esperma de otros, jactándote de ser ungran follador, y no eras más que un ignorante, pues seguro que alguna vez te follaste un gato por liebre.

- Do-re-mi-fa-sol-la, no sé cuándo te elevarás. Si será para la Pascua o por Navidad, para la Pascuala o el Pascual.

- Como bien sabes, cebado con el vicio de la lujuria que me metieron los curas por el culo, anduve, eso creo yo, como un pícaro por España. Mas, ¡qué pena de pene¡ Los huevos se pasan, la erección no vuelve más, y cuando me acuesto, me meo ; a la media noche, peo, y a la mañana me cago. Estos son mis tres rezos.

- No quiero ir al Centro de Díaporque la guasona Trinidad, me enseña las bragas y tú, mi pene, te escondes cada vez más.

- Ay, cuando era paje de mis pajas, do-re-mi-fa-sol-la, qué de orgasmos, ¡madre mía¡ plantaba en baldío sobre barredurasde tetas ajenas.¡Qué asco me das, pene mío ; y me doy¡ viéndome tan gordinflas y sin dientes. Me dan ganas de llorar, y lloro.

- No sé si mi vecino me estará escuchando, pero yo te digo, vecino, do-re-mi-fa-sol-la. Mi pene está muerto, y yo mismo le llevo a enterrar, pues me corro hacia dentro por culpa de una próstata de terciopelo que he dejado en el hospital.

- Me vuelvo a la cama, que retumba, ¡ay, que retumba¡ y encima de ella un pájaro y sus dos huevos chafados quedan, y yo llorando, cortando mis lágrimas un pedo. Escucha : ¡A tu salud¡