Fui invitado por un amigo mío a su boda nudista que se iba a realizar en un camping reservado y nudista en Puerto Banús, entre Marbella y san Pedro de Alcántara, en Málaga ; y como yo seguía vestido con el traje de la Comunión, que mis padres me habían agrandado, con mis ascos religiosos y mis repugnancias sacro fachas contra Natura heredadas, para prepararme e ir "como dios manda" a esta boda de desnudos, me fui a visitar las playas de Fuengirola, Málaga ; Oliva, Valencia ; Sitges, Barcelona ; y Roses, Gerona, para, en un rincón alejado de sus playas y, entre las rocas, ponerme a calentar al sol, deseando que mi percebe y mi cuerpo se pusierantan morenos como el de los demás nudistas, porque, ahora, estoy blanco como la leche de Galicia.
 Yo veía que tenía, cara al sol, flores ambiguas. Todavía estaba incierto y dudoso en ir a esta boda ; pero loquería por sobre todas las cosas. Me encantaba dirigirme al percebe erecto, y decirle :

- Soldadito, soldadito ¡que pronto vas a ir de boda¡
 Antes de seguir, deciros que Sitges no me gustó mucho, pues allí conviven en las playas ajetes y chirlas machorras. Allí, me mareé, hasta tal punto que la "tropa "con la que iba me decía :
 -Amalarico, ten valor.
 Llegó el día de autos. El personal desnudo, hecho a mayos o dividido entre ellos con orden y gracia, esperaban a los novios delante de un altar hecho a propósito, que cubría una falda parecida a la que usaban las señoras para montar a caballo, de color verde.
 El cura celebrante también estaba desnudo, al igual que sus dos acólitos que sirven de inmediato al altar ; esperando impacientes.
 Ya vienen el novio y la novia ; ¡son tan guapos¡ Él es alto, de un rubio aragonés.En la punta de su espada lleva un pañuelo de Holanda. Uno que le ha bordado la novia y otro que yo, como amigo, le bordaré.
 Se colocan delante del altar y nos dan la espalda. ¡Qué tonto él y qué tontona ella¡ De espaldas, de cintura para abajo, parecen un caballero con su yegua muy lozana asomados a una ventana.
 Abundante en equívocos, ambigüedades y sutilezas, el sacerdote, cualpájaro fósil que se emplea para adornos, se explayó todo lo que pudo en alabar el Amor y su tiempo de cimentera, estableciendoél los principios y bases del casamiento.
 Ya se besaron los novios, ya se les vio con deseos de correr y correr a la volada al lecho nupcial de un hostal de carretera, y desarrollar su pasión desordenada de flora y fauna, usando de ambas manos, ambos labios, ambos sexos.
 El sacerdote, que tiene unos ojos muy pequeños y cubiertos depiel, como los de un reptil, principió la misa sobre un altar que olía a ambrosía.
 Al lado nuestro, a la derecha, debajo de un árbol de América y su fruta, había una mesa larga, para unos cuarenta comensales, con comida de platos compuesta por fiambres y que se toman de pie, como enel ambigú.
 Aquí todos teníamos la vista doble. Éramos ambiopes. Nuestros botoncitos contenían a la vez pelos y fruto. Yo me veía en el Paraíso. Este era el verdadero Paraíso, con losmismos cuerpos que teníamos ; con losmismos cuerpos con los que vinimos al Mundo. Sin textiles y sin tapujos.
 Un aire suave rodeaba nuestros cuerpos, que podía recibirse o considerarse de varios modos. La ceremonia era de gusto agradable y delicado. Lo más seguro, parecida a la de las fiestas dionisíacas que se celebraban en Atenas.
 Sobre el altar, que era un triángulo que tiene un ángulo obtuso, había un cirio de tres libras sobre su candelero puesto ; un cáliz, un copón sin tapa, con hostias consagradas, y una vinajera con sus jarrillos en que se sirven el vino y el agua.
 Como carnales ambones, los dos púlpitos que hay en algunas iglesias auno y otro lado del altar, los asistentes cantamos respectivamente la Epístola y el Evangelio.
 Ambrosía, uno de los asteroides que circulan entre Marte y Júpiter se asomó a laboda ;lo mismo que hicieron unos fotógrafos que sacaron varias fotos para poner en sus revistas rosas.
 Alterminar, el sacerdote puso en su boca una frase o locución de los pastores, dirigiéndose a la pareja de esta manera :

- Dios os de ovejas e hijos para ellas.
 A continuación dijo su rayado "Podéis ir en paz" ; y, dirigiéndose de nuevo a la pareja, les habló en estos términos :

- Tú, querido esposo, y tú, amada mujer, follad a mansalva, y que nada ni nadie rompa vuestro vínculo sagrado.
 Todos, alegres, quedamos con lasmanos puestas en nuestros órganos genitales, acercándonos a la mesa de fiambres, mientras sonaba una vihuela, que estaba en desuso, tocada por un tañedor trasquilado por iglesia, también desnudo, claro.