Instaba porfiadamente a una moza, que era propia y connatural a mí como nacido con ella y en ella, para hacer sexo ; pero lo desdeñaba, aunque lo tenía en pensamiento, pero no en cuerpo, en este momento.
Yo la abrasaba con mi excesivo ardor ; más ella, asoleábase sin demasiadaemoción, llamándome "atrevido", "descarado".
Orgulloso, soberbio, yome acerqué a ella ; le arrimé cebolleta, para expresarle la obligación de nuestra totalidad de dos en uno.
De una manera insólita, con una navajilla de Albacete,en cuya cacha figuraba la espada de Santiago, se hizo un corte en la braga, no sin antes alzarse las faldas.
Vi la solución, la entrada y la salida del Amor no pagado, besándola, y, con mi lengua, sondeando a fondo su garganta.

- Pensaba que eras incómodo, molesto y enfadoso, me dijo ; pero eres soportable.
Aspiré el aire, y le metí la ilustración sobrenatural que "dios" infunde en las criaturas : Fuerza creadora, imaginación fecunda del follador que se permite ellujo de procrear casi espontáneamente y sin gran esfuerzo.
Sus músculos me mandabanlos movimientos propios de lapenetración.
Ideas, afectos sugerían nuestro Acto.
Se iluminaban mis ojos,y se apagabanlossuyos nadando en esperma.
Ella se enardecía ; yo me exaltaba con las facultades creadoras del artista, poeta u hombre de letras capaces de conmover a la Lujuria.
Soplaba blandamente el aire y, nuestros culos, en un ínstate, luego, al punto, sentían la virtud de aspirar.
El orgasmo, al menos el mío, duró un momento.
Ella suplicaba e insistía con ahínco, en el estado que tenía, repitiendo "cinco, cinco, cinco" ; esperando que yo dijera : "por el culo, otra vez, te la hinco". Perono fue así.
La "dura" se puso blanda. Echaba gota a gota un líquido en su cosa, insinuando sensiblemente que era doctrina, afecto, sentimiento,etc.