Retour à la RALM Revue d'Art et de Littérature, Musique - Espaces d'auteurs [Forum] [Contact e-mail]
  
El encuentro de la poesía (Con Raúl González Tuñón)
Navigation
[E-mail]
 Article publié le 15 janvier 2023.

oOo

El encuentro de la poesía. El encuentro que es. Que en ella sientes, y en ella buscas. Y se da. Estaba leyendo el libro La otra América, de Arturo Uslar Pietri, que complementa a otro que leí con anterioridad, Godos, insurgentes y visionarios, y me queda poco para acabarlo, y así deseo hacerlo. Pero han sido días difíciles y busco la paz que pueda darme un rato en un jardín. Y la poesía. Es por esto que llevo a éste -al jardín- un libro con la poesía de un poeta que hace tiempo quiero releer, por el buen recuerdo que de ella tengo. Es la Antología poética del poeta argentino Raúl González Tuñón. Abro el libro en el jardín, y veo, con la misma fecha en que consta que lo compré -18-XII-89-, un poema escrito en su primera página en blanco, titulado “Romanche”. Es un poema curioso, y no recordaba que lo escribiera aquí y aquí estuviera por ello su original. Que ahora me encuentra. En la poesía, en la poesía y en la memoria, desde dentro de mi vida. Como algo que busco y también que está en mí, que me ha conformado como persona. Buscaba la poesía en un jardín y con los poemas de Raúl González Tuñón, que en efecto en él -en el jardín- leo en parte, además de estar atento a las manifestaciones de la naturaleza que en él puedo disfrutar. Pero me encuentro también este poema mío, la poesía en mi vida, por y en mis poemas además de en los de otro. He dicho que es un poema curioso y es verdad. En sí mismo, por lo que dice y cómo lo dice, y por su destino. Al que se añade el encontrármelo aquí, en este libro, pues en él lo escribí. Destino curioso el de este poema, sí, raíces y razones de él. No se incluyó en un libro hasta que en 2016 formó parte de la antología de mi poesía de juventud que se publicó en Holanda con el título Desde mi ventana oscura/Vanuit mijn donkere raam. Es un poema que gustó a mi traductor al neerlandés, y por esto lo tradujo. Estaba ya traducido y lo incorporamos a algunas de las lecturas que en diversos lugares e instituciones de Holanda hicimos el año 2015, como en el espacio cultural “La Tertulia” en Amsterdam. El poema se titula “Romanche” y dice así : “¿Qué es esa luz que tiembla, madre,/ y me estremece cada tarde ?// Es Santiago/ Montobbio de Balanzó, que traía/ el amor, el humor y el dolor./ Tenía/ que morir solo, en verdad/ solo murió./ Pero al menos/ le lloro yo”. Explicaba que el romance es una composición clásica de la poesía castellana, y que por tanto el título remite a ésta -a los romances-, y también en lo que dice y cómo lo dice. Como se puede observar, en el título se incorpora la letra h, que es muda pero puede significar alguna cosa -y quizá muchas. Entre ellas, por ejemplo, la de humor. Quizá es el humor la distancia con que se aborda lo que sería un romance clásico en este poema mío, pero no más -quiero decir que no es una burla o una parodia, sino una distorsión, pero respetuosa, y por ello cercana a cómo son las composiciones originales -los romances-, que se revisan, simplemente, con humor. Humor que es también muchas cosas, como intentaba explicar. El humor no sólo es una concepción del mundo, sino también una manera de soportarlo, escribí muy joven y recordaba. El humor es salud. Quita hierro y peso a las cosas ; da ligereza. El humor nos salva. Decía estas cosas, y también que me gusta una frase que empleaba Adolfo Bioy Casares, aunque creo que no es suya sino de un escritor francés, que comparto y también yo firmaría y en la que se dice que el humor es la forma más alta de la cortesía. Sí. Así que en este poema está el humor, y, como en él y junto a él se dice, el amor y el dolor. Y el nombre. Decía que tiene una particularidad que lo distingue entre todos los poemas que he escrito, y es que es el único en el que aparezco con mi nombre completo, con el nombre de pila y los dos apellidos. Explicaba aquel día en Amsterdam, por ser consciente que en muchos países no se usan dos apellidos, que en España sí se hace y aún más se hacía. Se ha reducido su uso, pero se conserva y es preciso para identificarte de modo completo y para dar más seguridad y carácter inequívoco a tu identidad en algunas cosas, en cosas oficiales, no sé, en las listas de exámenes, en las listas de clase, cosas así. Tú eres tu nombre de pila y tus dos apellidos. Tú, tu persona. Cuestión fundamental, y de la que algo podía decir desde mi formación jurídica, desde el Derecho. Porque el derecho al nombre es irrenunciable. Muy pocos derechos hay así, y el del nombre es uno de ellos. Puedes cambiarte de nombre, no no tener nombre. Es algo que va unido a la dignidad de la persona, a su misma condición de tal. Por ello, recordaba aquel día en Amsterdam, en los campos de concentración lo primero que hacían los nazis era despojar de sus nombres a los prisioneros y sustituir este nombre con un número. Como si así les despojaran de su condición de persona. Números, no nombres. “Muy lejos del número y sus cárceles”, recordaba decía en uno de los versos que escribí también en los ochenta, a mis veinte años, y que se encuentra en el primer poema de mi primer libro, “Ex Libris”. Estas cosas decía a raíz de este poema en aquellos actos en Holanda, como el de aquel día en “La Tertulia”, en Amsterdam. Y otras. Del amor, del humor y el dolor, que están y se nombran en este poema y también lo están y se nombran como ejes fundamentales en algunos de los que había escrito tras veinte años de silencio. Lo que muestra el arraigo de las constantes y las concepciones.

 

Estas cosas decía, estas cosas me vienen al recuerdo al encontrarme el original de este poema en un libro con la poesía de otro poeta que me llevaba para leer en un jardín. El encuentro de la poesía. En la poesía de otro y en tu propia poesía. El encuentro que es, que como tal buscas y como tal se da. Siento la paz del jardín, también la sed que calma el agua de la poesía -esta agua que nos salva. Leo los poemas de este poeta argentino, Raúl González Tuñón. Siento la luz, el aire. Los árboles, los pájaros. Pienso, tras estos días complicados, difíciles, en ir a buscar el encuentro que es la poesía. También la naturaleza. Por esto vamos con mi madre a este jardín que tenemos la suerte de tener al lado de casa. Pienso que hemos de ir algún día al mar, como hacíamos. Le enseñaba el otro día a mi madre cómo uno de mis libros empieza con un texto titulado “Mar”, de uno de los primeros días de enero, en el que ella y yo estamos en el mar de Barcelona, nuestra ciudad. Íbamos con frecuencia. Así consta en los textos que escribía. La pandemia ha roto y luego reducido nuestra vida. Pero pienso que podemos recuperar el ir al mar. Buscar en él, que sea encuentro, como la poesía y el jardín.

 

Leo así poemas de Raúl González Tuñón en un jardín hace dos días, y pensaba proseguirlos hoy, sábado, pero no puedo ir con mi madre y por esto los leo en casa. Estaba en el último poema de los que se incluyen del libro Todos bailan, de 1935, y del que me gustó “Lluvia”. Y los demás. Por esto vuelvo a leer los poemas que hay de este libro. En el primero, titulado “Recuerdo de A. O. Bernabooth”, leo en su principio : “¿Qué diré de mi vida, bah, de mi vida, que como la de A. O. Barnabooth/ nada quiere saber sino esperar eternamente cosas vagas ?// Mi vida está en los puertos del mundo mirando países,/ barajando pañuelos de inútiles partidas e imposibles retornos.// En las viejas calles de las ciudades muertas/ en donde el pasado es algo tan vivo y tan presente y tan humano/ que sentimos su olor como en los sótanos se huele la humedad”. Y así acaba el poema : “Y en mi esperanza de no sé qué fiebre, qué pasión, qué dolor/ que un día vendrá para salvarme.// Esperar, esperar en una esquina,/ encender un cigarrillo/ y escuchar con asombro, con miedo, con nostalgia,/ la música amontonada del mundo”. Así empieza el poema “Lluvia” : “Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa./ Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados./ Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres./ De cualquier manera la lluvia es saludable y triste./ De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura corre a su lado por los canales del sueño./ Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban”. Leo más adelante en este poema : “Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección./ Te quiero con toda la ternura de la lluvia./ Te quiero con toda la furia de la lluvia./ Te quiero con todos los tambores de la lluvia./ Te quero con todos los violines de la lluvia”. Y al final del poema : “Estoy lleno de tu vida y de tu muerte./ Estoy tocado de tu destino./ Al extremo de que nada te pertenece sino yo./ Al extremo de que nada me pertenece sino tú./ Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores./ La lluvia es bella y triste acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima, recóndita alegría./ Estoy tocado de tu destino./ Oh, lluvia. Oh, generosa”. La muerte en Madrid, de 1939, puede hacernos pensar en la vinculación con España. Recuerdo que a petición del director de la Academia Nicaragüense de la Lengua, solicité una colaboración para su Repertorio dariano a dos distinguidos hispanistas amigos, Ester Abreu Vieira de Oliveira y José María Balcells. José María Balcells entregó el texto titulado “Presencias de Darío en Miguel Hernández y un eco de González Tuñón”. Leía en estos libros lúcidos sobre América de Arturo Uslar Pietri cómo comenta que Rubén Darío sólo podía ser americano, de América Latina. Se sabe cómo se le quiso y sintió como propio en España. En este texto de mi amigo José María Balcells está junto a Raúl González Tuñón, unidos por el poeta en el que es un gran especialista, Miguel Hernández. España y América Latina y la convivencia y el puente y vinculación que se da a través de sus escritores es asunto de especial relevancia, y del que quizá pueda ni que sea hacerse un apunte otro día -espero que pronto. Ahora leo los poemas de Raúl González Tuñón, y en uno de ellos, “Por la calle, en constante exaltación lírica” (un título, ahora pienso, que podía haber firmado y referido como propio de momentos de creación mía, y creo que a mi manera de algún modo así lo he dicho), leo algo sobre el poeta que recordaba como un lúcido acierto : “(El poeta no es un elegido, no, pero es un poeta)”. Éstos son los versos que lo anteceden y llevan a este último que como sentencia recordaba : “Dije sin querer una palabra./ Descubrí ese clima entre el hombre y las cosas, los sueños y los elementos, que es la poesía./ (El poeta no es un elegido, no, pero es un poeta)”. En el poema “El poeta murió al amanecer” leo estos versos y pienso que seguramente Raúl González Tuñón desearía que respecto a él se sintieran, se sintieran podían decirse de él, y creo que sí puede así hacerse. Son éstos : “Fue un poeta completo de su vida y su obra./ Escribió versos casi celestes, casi mágicos,/ de invención verdadera,/ y como hombre de su tiempo que era/ también ardientes cantos y poemas civiles/ de esquinas y banderas”. Hemos vistos poemas combativos en La muerte en Madrid, y las preciosas elegías -que son dos preciosos poemas- a su hermano muerto, “Enrique González Tuñón (1943)” y “Enrique”, nos hacen pensar en lo ciertos que pueden sentirse estos versos para hablar de él como poeta y de cómo tal quiso ser y darse. Hay algo íntimo ligado a la memoria y los recuerdos también en poemas del libro A la sombra de los barrios amados. Leo el final del primero que de él se incluye : “Todo se ha ido ya, los verdes años,/ el almacén, la ochava, la fregona,/ el Ainenti, la guerrilla literaria,/ el caricaturista de café, la yiranta,/ las “Camas Desde un Peso”, la Kermesse,/ el varieté, el vendedor de globos,/ Yrigoyen, Alvear, los Presidentes/ que antes andaban por la calle…/ Todo aquello que cabe en el recuerdo.// La nostalgia es un cuarto donde habita el insomnio./ Todo se ha ido, todo, menos lo que vendrá./ Y la lluvia, los circos, la esperanza, el cartero”. Estoy leyendo a Raúl González Tuñón, y sus poemas me hacen pensar como verdadero algo que en ellos del poeta dice. Esto leo en el primer poema, titulado “Katherine Mansfield”, del último libro que en él se incluye, Demanda contra el olvido : “Su vida fue un poema lánguido y penetrante/ y, como todos los poetas muertos,/ cada vez que alguien sueña retorna.// Y vuelve a irse cuando muere un sueño”. Soñamos a un poeta, lo leemos. Vuelve a estar vivo cuando lo leemos. Tiene algo de sueño que vuelve un poeta, sí, algo de figura ligada al sueño. Y a la voluntad y deseo de encuentro que la poesía sea. Que es.

 

Barcelona, 7 de enero de 2023

 

Un commentaire, une critique...?
modération a priori

Ce forum est modéré a priori : votre contribution n’apparaîtra qu’après avoir été validée par un administrateur du site.

Qui êtes-vous ?
Votre message

Pour créer des paragraphes, laissez simplement des lignes vides. Servez-vous de la barre d'outils ci-dessous pour la mise en forme.

Ajouter un document

Retour à la RALM Revue d'Art et de Littérature, Musique - Espaces d'auteurs [Contact e-mail]
2004/2024 Revue d'art et de littérature, musique

publiée par Patrick Cintas - pcintas@ral-m.com - 06 62 37 88 76

Copyrights: - Le site: © Patrick CINTAS (webmaster). - Textes, images, musiques: © Les auteurs

 

- Dépôt légal: ISSN 2274-0457 -

- Hébergement: infomaniak.ch -