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Article publié le 28 janvier 2006.
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TANGO
Veintitantos de Soledad en los Senderos,
Silicio, nieve y noria
Entre los surcos,
Densos manteles blancos sobre el cuerpo
Y el viento de canícula impasible,
Tras el sueño y la báscula
Que Oscila, más acá de la Vida y de Muerte.
¡Ay, junto al denso monte de espinillos *
Una triste cabaña en soledades
Y junto a las cenizas que las llamas
Dejaran como marcas de otredades,
La danza de algún tango que los años
Grabaron sobre el alma con las gubias,
De dos solos muñones desastados !
Más debajo de almendros
Florecidos, una tumba que espera.
La pregunta.
Ctes. Argentina
Enero 2006
DEJAME
¡ Vive tú
y Déjame en la
Muerte,
Florecer
Como Arroyo
En la Campiña !
ENERO 2006-01-26
ESO
Yo soy Mortal
Humano es Otra cosa,
A Veces estoy prójimo a los Otros,
Otras no.
OTREDADES
¿Y las Campanas
Que en los días grisáceos sonaban
En la Iglesiuca de mi pueblo,
Llamando a reunión de vivos-muertos ?
¿Y la Mantilla negra
Que mi Madre bajo el cielo invernal
Llevaba puesta,
Hasta el Atrio
Del templo solitario,
Rezando ya por mi orfandad temprana
Y mi sin fin deriva al infinito ?
EN EL CAMINO
a Juan Pomponio
Demasiado tiempo
Huyendo de mi mismo,
Demasiada sombra sobre mí,
Demasiada sed y polvo
Del camino y los años,
Los impiadosos años,
Las traiciones, la estulticia
Del alma, el puñal
En la frente y este cansancio
Que ya no me abandona,
Saber que la intemperie es
Infinita y los que amo
Son solo imágenes
De sombras en el espejo.
enero 2006
Ctes. Argentina
ORACION
a José Dasilva Navía
Francisco Javier Cubero
y Ana Janeiro.
¡Sálvame Dios, de la Literatura !
¡Luzbel, arráncame de cuajo
De las fauces de la legión que avanza
Hacia el reino trivial de las estéticas,
Que el tiempo “cura” con espadas y
Sangre y sálvenme, oh misteriosos
Hados, del sapiente gramático y las
Reglas que poderosos niños, luego
De largos años, como antiguallas
Contaminadas, lejos de sus testas
Orladas arrojan a la mar !
Con sangre y llanto, con dolor y
Llanto y nada más y nada más,
Yo desalojo el mar y sus detritus
Sin esperar la espía del juez o del critico,
Asomados al abismo que la litera
Bajo su balanceo oblicuo, ignora,
Como yo ignoro al Dios de la Literatura.
De tan poco se nutre aquello
Que dice lo esencial del alma,
Del corazón del alma, del paisaje del
Corazón enterrado bajo imágenes
De un mundo ya invisible a los ojos,
Pero presente aún y reposando,
En las frías y augustas alas de una paloma.
Si vosotros, ángeles de Destierro o de la
Omnipotencia, salvaguardas del verbo,
Salváis el decir, la escucha, la reunión
Que el tímpano guarda desde el
Principio de los tiempos de aquesta incuria
De un habla vana, del murmurio
Infausto, todo el dolor del mundo,
Caería del Libro, como caen los Angeles a tierra.
Entonces, solo entonces, ah vosotros
poderes, me sentiré salvado y ya a resguardo
De la intemperie estéril que la litera guarda
en pos de sí.
Febrero 2006- Corrientes. Argentina.
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