Me encuentro leyendo El otro proceso, la disección, comentario y análisis -y reflexión hondísima y lúcido itinerario, su reconstrucción por dentro- de Elias Canetti a las cartas de Kafka a Felice Bauer. No sabía si leerlo, porque recordé que tengo los volúmenes con estas cartas y que es quizá lo poco o lo único de Kafka que no he leído, y que compré con interés al verlas en una Feria del Libro y para leerlas, por supuesto, y estaban por tanto esperando su momento. Y quizá les había llegado ahora, al llamarme sobre ellas la atención este libro que les dedica Canetti. Que pensaba en principio no leer. Quizá, sí, primero las cartas, y luego su comentario o análisis. Pero, además, es el ensayo más extenso -y, como digo, fue un libro- del libro La conciencia de las palabras. Antes de empezar éste, me he adentrado en el apartado “Miscelánea” de este grueso volumen de Arrebatos verbales. Porque me ha impresionado menos, me ha causado menos temor, precisamente por este carácter de mero y variado acopio de materiales. Leo en él una conferencia introductoria (así la titula Canetti) a Proust-Kafka-Joyce : tríada imponente, fundamental, y que al verla así enlazada me hace recordar mi selección de textos de ellos para preparar mis clases sobre ellos. Autores fundamentales para mí -y para todos-, pero que yo desde luego como tales planteaba y daba. Esta conferencia, curiosamente, se ha incorporado a la obra de Canetti de manera inesperada, y podría haberse perdido, porque regaló su texto a una amiga -o el trato que tuviera con ella-, y proviene del fondo de ésta. Podría perfectamente haberse perdido. Me llaman la atención estos nombres capitales para mí así enlazados, y leo esta conferencia, y me encanta, me agrada muchísimo en su penetración y su lucidez, en su acierto. Continúo la lectura de este apartado de “Miscelánea”. Antes había leído algún texto que me había llamado la atención y alguna entrevista a Canetti. Leo toda la “Miscelánea” y me animo a empezar La conciencia de las palabras. Y me encuentro empezando a leer El otro proceso. Canetti dice al principio cómo estas cartas forman ya parte de su vida, se han incorporado a ella, y lo han hecho como muy pocas otras cosas. Dice que así eran para Kafka diarios y epistolarios que leía, a los que acudía y formaban parte de su vida. Y recuerdo que así ha sido para mí, como persona y como lector, en mi sensibilidad de persona y de lector, y también de y como escritor. He tenido esta preferencia. Han sido una elección en mis lecturas, y en mi volver a ellas. Lo he dicho en ocasiones, y les he dado este uso, desde un punto de vista intelectual. En algún comentario, quizá al comentar sus apuntes y diarios, Canetti vuelve a decir cuán importante le parece que es el diario de Pavese, y lo que de verdad quedará de él. Me recuerda esta afirmación dos o varias cosas. Que en una nota algo extensa (pues es una nota, un texto, no un apunte o aforismo) de uno de sus libros de notas cuenta hasta qué punto se identifica con el diario de Pavese, cómo -creo que es así- le parece casi ser él. Y ratifica esta importancia. Recuerdo cuánto me importó y gustó este diario de Pavese, recuerdo esta percepción y asombro, esta convicción de Canetti respecto a él. Recuerdo mi convicción, que como digo he afirmado a veces, de la importancia de sus libros de notas, y de cómo estas notas que iba escribiendo como en los márgenes de su obra, para poder respirar y que esta obra pudiera hacerse, han resultado ser, seguramente, su más valiosa obra, su aportación más singular y la que más quedará. Al leer esta afirmación que hace Canetti respecto al diario de Pavese recuerdo ésta que yo he hecho respecto a la obra que constituyen sus libros de apuntes y notas. Pienso también en la importancia de los diarios, lo que me han nutrido y acompañado como persona y como lector -y como escritor, allí donde las dos anteriores fuerzas confluyen-, cómo los he buscado. Y lo he hecho notar. Iba a buscar en clase muchas veces testimonios que se encuentran en ellos, y argumentaba el que fuera a buscarlos entre páginas de la literatura íntima de los escritores, escritas sin pensar en ser publicadas -porque sino no son verdadera literatura íntima. Así el testimonio cálido y lúcido de Albert Camus en relación a la cuestión del compromiso que se encuentra en sus Carnets, y que es el que elegía para ilustrar su posición. Decía que había otros escritos formales en esta confrontación con Sartre, en esta disputa intelectual que marcó una época, pero que pensaba que en este fragmento que escribió para sí se encuentra de una manera más honda, directa y verdadera. Porque a veces pensamientos y posiciones centrales en la actitud de un escritor encuentran una expresión más sincera y espontánea, y también por ello más redonda y convincente, en estas páginas que escribe para sí y sin pensar en publicar. Un ejemplo es este texto de Camus. Es un ejemplo, incorporado a mi vida. Como incorporada a su vida dice que están las cartas de Kafka a Felice Bauer Elias Canetti antes de empezar a comentarlas y analizarlas -quizá a desentrañarlas-, y que lo están, que están en ella como pocas cosas están. No dudo de este testimonio, y me importa. Y pienso que he de leerlas, y que iré a buscar estos volúmenes con letra pequeña que las contienen. Creo que están en la galería. Pero me encuentro leyendo ya este acompañarlas de Canetti, un acompañarlas que es también un desentrañarlas en la dilucidación de este otro proceso que para Kafka son -y otras cosas. Leo este ensayo de Canetti sobre estas cartas ayer por la tarde, el domingo por la tarde. Al acabarlo voy a buscar estos tomos con estas cartas de Kafka. Encuentro uno de ellos -el segundo. Tendré que buscar los otros para poder leerlas. Habré hecho, haré seguramente una lectura inversa -primero el comentario y análisis y luego las cartas. Pero creo que las cartas me llegarán en su fuerza y en su asombro. Que este otro proceso que son me llegará también a través de ellas, y me envolverán. Recuerdo que me llevé estos volúmenes con estas cartas para leerlos un verano, pero no los leí. Ahora encuentro uno de ellos. Buscaré los otros. Estas cartas, la lucidez con que Canetti las acompaña y desentraña, también sus juicios de valor sobre otros diarios o textos de este cariz, me hacen pensar en algunas cosas que aquí escribo. Un domingo puede acabar con la busca de unos libros con unas cartas de Kafka que aún no has leído, aunque sí su dilucidación, decirlo el lunes.

P.S. Entrar en Kafka. Entrar en Proust. Entrar en Joyce. Entrar, mostrarlos. Desde un ángulo que los permite ver. El individuo y el poder, la intimidad, la vida por la escritura -y al revés. Tantas cosas que sentir y que decir, con las que invitar a acercarse a ellos, señalar su valor, su significación, su importancia. Tareas en las que creo y que son mías -que he llevado a cabo en clase. A mi manera. Como me ha parecido y estos autores fundamentales me han dicho. Es un placer por ello leer cómo los muestra en esta conferencia que les dedica y que podría haberse perdido Elias Canetti, y me invita además a recordarlos, a recordar lo que son. Para todos y para mí. Este sentir podría ramificarse de manera populosa, si me adentrara en él, pero aquí lo apunto sólo como posdata a la invitación a sentir a estos grandes autores y constructores. Invitación -digo- para mí y para todos. Invitación que sigue abierta.