Retour à la RALM Revue d'Art et de Littérature, Musique - Espaces d'auteurs [Forum] [Contact e-mail]
  
Desde las "Prosas recobradas" de Vicente Aleixandre
Navigation
[E-mail]
 Article publié le 12 mars 2023.

oOo

Los textos misceláneos que leo ayer de Luis Cernuda, quizá por la recordada semblanza e historia de una amistad que hay en el de Vicente Aleixandre, que siempre he recordado, como el de Lorca, me hacen pensar en el libro Prosas recobradas de Aleixandre y voy a buscarlo. Como pasa a veces con libros que nos interesan, no lo compré en su momento, cuando se publicó, y luego dejé de verlo. Se me apareció recientemente, hace pocos años, en una librería de libros de segunda mano -pero nuevo, intacto-, y lo compré y leí. Así recordaba que era. Recordaba leerlo junto a mi madre en una terraza de la Rambla Cataluña, y que le comentaba el interés que tenía por tantos motivos, y la presencia en él de Barcelona y los lazos de amistad con la literatura y cultura catalana de los que daba testimonio, algo que resultaba muy grato y parecía un testimonio de otro tiempo. En el libro me sale un ticket de La Bodegueta -Rambla Cataluña/Provenza, lo sabemos- de septiembre de 2019. Es un ticket de un café, así que ese día debía leer allí con un café este libro solo, y otro, u otros, con mi madre, como recuerdo. Recuerdo la gratísima impresión que fue la lectura de este libro en su variedad de motivos, pero quiero volver a leerlo. Hay, al principio, el testimonio de su encuentro con lo que era de verdad la poesía, y su decisión en ese encuentro de querer hacer eso, ser poeta, al encontrarse con Rubén Darío. Había leído declaraciones de Aleixandre en que lo refería, pero más retaceadas, y sabía que se dio en uno de los veranos que compartía con Dámaso Alonso en Las Navas del Marqués y que fue Dámaso quien le prestó el libro del poeta nicaragüense. Publiqué un tiempo en la revista que publicaba el bibliotecario de este pueblo de Ávila, con mucho mérito, y me agradaba este recuerdo y la presencia de la poesía en él. Y de este encuentro que en él se produjo. Pero en este texto, titulado “Rubén Darío, en un pueblo castellano”, leo de modo más orgánico el relato de esta impresión y este encuentro. Cito esto de él : “Rubén Darío fue el primer poeta al que yo me acerqué. Otro muchacho de mi edad (Dámaso Alonso : en alguna página distinta lo he contado) fue quien puso en mis manos los poemas. Aquella insistencia suya -los dos amigos, de dieciocho años, paseando, hablando de literatura, en el primer encuentro- triunfó de otra tenacidad juvenil. El tenaz era yo, y el visitado por la nueva luz. La sensibilidad madurada por las tempranas lecturas literarias había preparado al joven para la iluminación. No fue a Darío a quien yo conocí, fue a la poesía, en un acabado servicio de revelación.// Cada poeta tendrá su sencilla historia que relatar. En el complejo de la experiencia humana, el conocimiento de la poesía por un poeta no sé si siempre estará tan nítidamente diferenciado en el recuerdo. Para mí tiene un nombre y un bulto concreto. Por él accedí al descubrimiento de una verdad ; en último término, a la de mí mismo.// Rubén es pues la figura del reconocimiento, y aquellas Navas del Marqués y aquel año de 1917 el lugar y la fecha de la nueva realidad. Otros dos maestros asedié inmediatamente, devoré inmediatamente, casi contra reloj, “en busca del tiempo perdido”. Y aquel jovenzuelo empezó muy pronto a escribir ; mas sus primeros versos no fueron ya rubenianos. Arcanos de la situación temporal. Si fue tardío en empezar (ni una línea antes de los dieciocho) resultó raudo en la recuperación. Cuando a los tres meses del descubrimiento aquella pluma balbuciente se empezó a agitar, lo hacía ya fuera del ámbito modernista. Torpísimamente, se movía en la nueva sensibilidad de su época”.

 

“No os asombre, pues, que un poeta que empezó siendo superrealista haga hoy la apología de la tradición. Tradición y revolución. He ahí dos palabras idénticas” leemos en su “Discurso de recepción del Premio Nobel”. Ha hablado de esta tradición, y también de la que constituyen ya sus contemporáneos. Hay muchos testimonios de esta célebre generación, lo sabemos, pero quiero traer las palabras con que Aleixandre dio uno de ellos en esa ocasión en Estocolmo : “Y luego la tradición no vertical, sino horizontal, la que nos acorría como aliciente y fraternal emulación desde nuestros costados, al lado mismo de nuestro camino. Me refiero a aquel otro grupo de jóvenes (cuando yo lo era también) que corría con nosotros en la misma carrera. ¡Qué suerte la mía poder vivir y tener que hacerme junto a poetas tan admirables como los que yo hube de conocer y asumir en calidad de coetáneos míos ! A todos los amé, uno a uno. Y los amé justamente porque yo buscaba otra cosa ; otra cosa que sólo era posible hallar por diferenciación y contraste respecto de aquellos poetas, mis compañeros. Nuestro ser sólo alcanza su verdadera individualidad junto a los demás, frente al prójimo. Cuanta mayor calidad tenga ese contorno humano en el que nuestra personalidad se hace, tanto mejor para nosotros. Puedo decir que también aquí yo he tenido la fortuna de haber realizado mi destino desde una de las mejores compañías posibles. Hora es de nombrarla en toda su multiplicidad : Federico García Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda”.

 

Hay temas de fondo y también cuestiones puntuales que recorren este libro y siempre me han interesado. En “Saludo a unos lectores italianos (A propósito de Pasión de la tierra)” nos habla de Pasión de la tierra, con motivo de la edición por Gabriele Morelli de este libro en Italia. Es un libro que siempre me ha interesado, creo que lo he dicho, y me interesa mucho este testimonio del propio poeta. En mis preferencias entre lo que escribió he destacado siempre Poemas de la consumación, y me agrada ver algunas referencias a él en algunos momentos de este libro, y que en ellas enlace la expresión que hay en estos poemas finales con la irracionalidad y libertad de poemas más primeros, como los de este libro que empezaba a andar en Italia. Cauces, caminos. Que se encuentran, si el agua que llega a esos cauces surge de una verdad profunda, también verdadera búsqueda, pregunta que busca y encuentra un tanteo de respuesta en esos cauces que ensaya y logra. Y se da en ellos. La presencia de Andalucía ha estado en textos que he leído de Luis Cernuda, y algo la he comentado, y cómo no iba a estar Andalucía también en Vicente Aleixandre, los dos poetas sevillanos. Dejaré que sean sus propias palabras las que algo digan. Elijo éstas con que Vicente Aleixandre termina su texto “Puerta a la poesía andaluza (En el tercer aniversario de Caracola)” : “Pero antes y ahora y siempre, lo que el poeta andaluz sabe, lo sabe mitad por poeta, mitad por andaluz. ¿Quién, por ejemplo, no ha conocido a aquel amante desdeñado que habló como joven, pero habló mucho más como viejo, como viejísimo, con una ciencia ancestral ? No me podrías decir su nombre, pero todos le hemos conocido y todos pudimos haberle escuchado : Anda diciendo tu madre/ que me desprecia por pobre./ Los ríos van a la mar./ Ayer se cayó una torre.// Los ríos van a la mar. Él lo sabe todo, y ante la contingencia amorosa… Los ríos van a la mar. Ante la prepotencia fundada en el humano orgullo… Ayer se cayó una torre”.

 

Caracola. Málaga. Y María Victoria Atencia. En Ex libris de la poeta malagueña leí por primera vez muy joven “Unas palabras” de Vicente Aleixandre que este libro que a muchos nos la dio a conocer abrían. Las he recordado siempre. Dice en ellas : “Cada poeta, si lo es, desplaza sorprendentemente a los demás”. Es cierto, desde luego, para María Victoria Atencia, y muy justo que para su poesía y refiriéndose a ella Aleixandre lo predique. Es también verdad que lo he leído en otros momentos -y verdad fundamental. Así, unos textos antes de estas palabras para ella, en “Saludo a cinco poetas (Para la antología Espejo del amor y la muerte)”, se encuentra una variación de ésta. Empieza de hermoso modo el texto : “Un joven poeta es un milagro ardiente de la realidad. Hay quien lo toma en sus manos y apenas deja caer, rodar una sombra”. Y así acaba, con una variación, en cierto modo, de esta verdad fundamental -que la varía pero sólo en cierto modo y al así decirla de otra manera en su nuevo matiz o variación a la vez la asienta- : “La juventud es un puñal, pero su palabra es sagrada. Y estos que con su nacimiento modifican la basa, porque no hay un solo poeta que no modifique el mundo, se queman en palabras -son hoy- y dejan entre su humo un resplandor presunto que dice : Mañana”.

 

Tras este “Saludo a cinco poetas”, se encuentra “Comentario a un poema escogido de Antonio Machado”. Veo en la nota al pie que fue su “Colaboración para el homenaje tributado a Antonio Machado, por el centenario de su nacimiento, en la revista El Ciervo, 261-262, Barcelona, 1ª y 2ª quincena junio 1975, p. 39”. Yo tenía 9 años, y no debí leerla en su momento, claro está. Pero sí en algún momento posterior, en la adolescencia. Pues guardábamos siempre los números de El Ciervo en casa, y muchas veces hojeaba y leía números viejos, algo que fue para mí un hábito y una compañía, especialmente por las frecuentes temáticas literarias que abordaba, como ésta en que se encuentra esta colaboración de Aleixandre es ejemplo. Dice en ella el poeta andaluz : “En primer lugar creo que el presente poema es una pieza muy representativa del mejor Machado, que para mí es el autor de Soledades, galerías y otros poemas : el tono grave, la visión profunda, la aparente sencillez expresiva y el hondo misterio, cualidades todas que caracterizan al poeta en su mejor momento, son perceptibles en esta breve e intensísima composición”. Dicho queda : de poeta sevillano a poeta sevillano. Recuerdo que con motivo de otro aniversario machadiano, y también para hacerle un homenaje, se me pidió que leyera poemas del poeta -de Machado- desde el balcón principal del Hotel Majestic del Paseo de Gracia de Barcelona, adonde llegó cuando la guerra y en el que se alojó un primer tiempo allí cuando ella. Leí con este motivo otra vez la poesía de Machado, y elegí un conjunto de este libro, conformé una selección de poemas que me agradaron especialmente y me parecieron especialmente altos para leerlos en esa ocasión y con este motivo, y que eran también de ese libro, como lo es el que elige Vicente Aleixandre para comentar en una revista de mi ciudad. Así que de poeta sevillano a poeta sevillano y también de poeta barcelonés a poeta sevillano, podríamos decir.

 

Tras “Unas palabras”, para María Victoria Atencia, “Saludo a Camp de l’Arpa (Con motivo de su número cien)”. Aquí ya un testimonio de esta amistad y aprecio y comprensión que se da respecto a la literatura catalana y los escritores en y por parte de los del 27. Qué hermosas estas palabras, y que en este saludo para esta revista escribe, y la convicción que expresan : “Quien recorre sus páginas puede ser uno y puede ser un millón. Son el símbolo de la totalidad. Cada uno de los que leemos Camp de l’Arpa sentimos que ésta sale para todos, es decir, para cada cual”. Qué hermoso es también el testimonio de comprensión y de aprecio de lo que Cataluña es y cómo se da y se encarna en sus escritores que encontramos en “En la conmemoración de Josep Mª de Sagarra”, unas palabras que se leyeron en el acto público de adhesión que tuvo lugar en Port de la Selva al cumplirse los diez años de su muerte y que por primera vez se publica en este libro, desde cuyas prosas como vemos recobramos tantas cosas. Esta comprensión y este respeto alegra especial, profundamente aquí encontrarlos y recobrarlos. Ha sido Vicente Aleixandre testimonio de diálogo, ha servido con gusto de puente entre los escritores catalanes y los del resto de España, y tuvo un decisivo, fundamental papel en ello. En su diálogo y en su encuentro. Aquí este testimonio precioso que motiva Josep Mª de Sagarra : “En la imposibilidad de desplazarme a El Port de la Selva, deseo enviar mi cálida adhesión a las Festes que se dedican, y pocas veces con tanta justicia, a la personalidad entrañable de Josep Mª de Sagarra.// Conforme pasa el tiempo, el bulto que sobre el fondo de la cultura catalana hace esta figura, diríase que se despoja y que se consolida. Como en todas las figuras de una final consistencia, el tiempo parece que lo desprende de lo circunstancial y precario para desnudarlo hasta sus zonas más profundas, que al cabo le dan presencia : la hacen divisable al mismo tiempo que lo cualifican.// Yo conocí a Sagarra hace muchos años. Él era la sorpresa, la variedad, la inquietud. Pero era al mismo tiempo otra cosa mucho más difícil de percibir en su venero fluidor : una de las expresiones más veraces de la fuerza natural que se hacía presencia de su país.// Sé bien que no es la profundidad la cualidad que más veces se ha alabado de Sagarra. Pero en aquellos años finales del primer tercio del siglo XX, en medio de tan ricos y altos poetas de Cataluña, yo tenía en mis manos un libro de Sagarra y, más allá de la otra, sentía algo como una bocanada radical, un oreo (no fácil, aunque a veces lo pareciese) que tenia tanto de espontaneidad como de significación. Eran esencias de su país, de su tierra, de sus hombres, de su mar, que me alcanzaban con valores de ultimidad, es decir de revelación. Alcanzar esto, revelar esto, sólo se logra desde la zona de la profundidad, entrañada y justificada en la base de la sustentación.// Alaben otros sus poemas extensos, destaquen otros lo que su gran prosa le unía a otros artistas de Cataluña : su humanismo mediterráneo. Acerquen éstos el secreto de su éxito popular en el teatro ; resuman aquéllos lo que esta vida dio de conocimiento y quizá de escepticismo, en todo caso de sabiduría, en la redacción de sus Memorias, que con toda su vitalidad y maestría no fueron sino una versión condicionada de lo que pudieron ser. Yo evoco de aquel creador múltiple lo que sentí cuando, en los años inolvidables de aquel renacimiento ya secular, cayeron en mis manos los primeros libros del que hoy hay que reconocer como gran figura. En el múltiple son de aquel período catalán ejemplar en su plenitud, escucho a Josep Mª de Sagarra y todavía, por la fruición que me regaló y por la parte que él me enseñó y me hizo sentir y conocer de las raíces de Cataluña, digo sencillamente : Gracias”. Podemos completar este testimonio con la carta que le escribió desde Madrid el 20 de enero de 1955 en relación a sus Memòries y una errata que repara al respecto y en la que da otro testimonio de aprecio que me alegra encontrar y trasladar : “Mi querido amigo : Al pagar el telegrama que yo dicté al teléfono al recibir sus Memòries, veo el texto que Ud. habrá recibido. Dice magro volumen, y yo dicté magno. ¡Llamar magro al soberbio, al magno libro que yo tenía en las manos ! Perdón por el cómico lapsus telefónico que casi le dejaría estupefacto. Y gracias otra vez por este magno volumen que estoy leyendo en plena delicia./ Le abraza su amigo, Vicente Aleixandre.// A pesar de mi impaciencia por algunos capítulos, que he ojeado, me someto al sabio orden del autor. Estoy acabando la sabrosísima, la vivacísima historia familiar. Todo un mundo en el tiempo, con amor, ternura, ironía… Una joya literaria…, que es como decir humana”.

 

Cataluña, sus escritores, sus libros. Y Barcelona. El encuentro con su primer libro en catalán, que fue Enllà, de Joan Maragall, y allí, aquí, en mi ciudad, el recuerdo del primer libro que él por propia voluntad eligió. Nos lo dice en las palabras preliminares de “Fijación de un lector”, que fue su colaboración en un número del año 1972 de la revista Destino con motivo de haberse declarado éste “año del libro”. Éstas son las primeras palabras de esta colaboración de Vicente Aleixandre en la revista de mi ciudad : “En algún sitio he contado mi encuentro con el primer libro catalán, Enllà, de Joan Maragall, y la clase de descubrimiento que supuso en mi experiencia total de lector juvenil. Como he referido la manifestación primera, muy anterior, de lo que llamé “voluntad de lector”. El primer libro que un hombre pide para leerlo y no el que primeramente le es ofrecido para que lo lea. Suele ser en un niño todavía y yo lo pedí (de la mano de mi padre), en la capital catalana, en una librería de las Ramblas, lo recuerdo muy bien, en 1908. En aquella Barcelona inolvidable de los años anteriores a la primera Gran Guerra”. Aleixandre, a los diez años, que pide, de la mano de su padre, el primer libro que desde su voluntad autónoma elige, y esto es algo que se da en Barcelona. Y la importancia que tuvo el encuentro con su primer libro en catalán en su experiencia de lector. La nostalgia de esta comprensión, de este respeto. La necesidad de que desde ellos se construya una vida, y la comprensión y el respeto nos llegan desde las Prosas recobradas de Vicente Aleixandre, y es por ello también un placer leerlas.

 

Leía estos días pasados a Cernuda. Al comentar la inhóspita acogida a su primer libro nos refiere una excepción, y que se dio también en esta lengua hermana, pues fue en una revista y en catalán como leyó Cernuda un comentario elogioso de su primer libro. Así nos los dice en “Historial de un libro” : “Luego fueron apareciendo otros comentarios favorables ; lo curioso es que éstos partieran de medios literarios distantes del madrileño. Entre ellos recuerdo y agradezco el que me dedicaba, en catalán, la gaceta barcelonesa L’Amic de les Arts”. Leía con pasión y agrado sumo el retrato y trazado de una amistad que Luis Cernuda escribe respecto a Vicente Aleixandre, lo he comentado, y luego su precioso, muy sensible recuerdo de Federico García Lorca. En otro texto, titulado “Federico García Lorca (Romancero gitano), nos habla de los dos más verdaderos amigos que tenía Federico y cómo el otro que no es él -pues estos dos amigos son, claro está, Vicente Aleixandre y Luis Cernuda- ha escrito unas páginas preciosas sobre él. Así nos lo dice : “Vicente Aleixandre, uno de sus dos mejores amigos entre los poetas, en unas líneas que son lo más lírico y lo más verdadero que sobre Federico García Lorca he leído ahora, alude a sus Sonetos del amor oscuro, cuyos borradores, si no se han perdido, podrán enseñarnos la hondura y calidad del poeta”. Aleixandre, en estas Prosas recobradas, nos habla de su generación, de los compañeros de los que estuvo más cerca -el testimonio que da de Dámaso Alonso-, así como también da una imagen y testimonio de su generación en su conjunto y lo que supone su aporte, como vimos, hizo con ocasión de recibir el Premio Nobel. Es muy hermoso el testimonio radiofónico leído en un homenaje a Gerardo Diego en 1972 y que había quedado sin publicar hasta que encontró su lugar -su recobrado lugar- en estas Prosas recobradas. Quiero transcribir su final : “Gerardo o la dicha. Gerardo o la lumbre, o el hielo que nos espera. El gemido amante o también Gerardo. Gerardo o el dolor. La gracia que lo cura o Gerardo mismo. El jándalo entre los toreros o Gerardo con la mano quieta sobre el lomo del toro.// ¿Dónde no Gerardo ? ¿Dónde no sonido incalculable, como una estrella repentina ? La canción de la madre o el estallido del mundo bajo el yunque de Dios. Porque todo es Gerardo. Gerardo Gerardísimo. Poeta superlativo de su mano maestra, que arriba y abajo, dentro y fuera, en la plumilla como en el trueno, se mueve con signo reconocible, siempre el mismo, el mismísimo Gerardo, hasta el fin de los fines. Porque si algo se salva es la mano del poeta desenterrándose de entre las cenizas”. Pero, ya que Luis Cernuda me ha llevado a Vicente Aleixandre, y por tener presente la especial conjunción que se da entre ellos a través de la amistad de ambos con Federico García Lorca, quiero traer una referencia, un testimonio de Vicente Aleixandre sobre Federico que encuentro en el texto “La última vez que vi a Pablo Neruda” : “Pero ahora, en 1937, tres años después él se adelantaba. Toda nuestra vida participada de los años madrileños la veía yo en su rostro. “¡Puras y alegres tardes del pasado !” diría, entonces, con un verso de Altolaguirre. Un pasado-presente, inmediato, latidor, silencioso, veraz en medio del fragor de la guerra. Tardes de Velintonia, con Delia, con Federico, con Miguel Hernández. Tardes con la poesía de cada cual y el brío compañero. Con Federico, que, en su hechizo se diría parecía haber arrebatado el fuego para iluminar los rostros con su mera presencia”.

 

No terminan estas Prosas recobradas, nos acompañan en sus sugerencias, en sus encuentros, en sus testimonios, y no terminaríamos por ello de acompañarlas. Nos habla de pasión y de amor y de vida y de poesía en algunas de ellas, de manera muy bella y muy intensa, como contraponiéndolas a veces. Quiero traer unas palabras que sobre amor y vida escribe en cartas a Gregorio Prieto. Así leemos en una de ellas : “Tengo unos deseos enormes de vivir, chico, de salir a la vida. Siento bajo mis siete suelas un rumor vibrante que canta el amor, todo un terremoto de música, de naturaleza, que me hace estremecer hasta la punta de mis cabellos. Me siento como la torcida, como la llama de una lumbre, que me pasa el alma y la carne y me asoma a los ojos con un resplandor inextinguible.// ¿Se perderá toda esta fuerza mía ? ¿Se ha de salvar sólo para mi arte, para encender mi lengua de poesía ? ¡Ah, no, no lo quisiera ! Quiero vivir ; quiero vivir en vida, no en letra, ni siquiera en poesía. La poesía como la más ardiente corona de la vida. ¡Pero la vida, sí, la vida !”. Y en otra : “Ama mucho. El amor es lo único que importa, el total amor, amor a una criatura o a todas, a todo lo vivo que está en lo creado. Yo cada vez tengo más esta sensación panteísta del amor. Se ve cada vez más en mi obra esta manera de sentirme en la tierra, de verla y estrecharla como planeta, y amar a todo lo que encierra. (…) Por lo demás, el amor en mi vida vive y luce positivamente cuando está ; negativamente, cuando no está ; pero siempre presente. Acepto lo que la vida me da, pero le pediría más, siempre más, porque la vida escapa, escapa siempre y hay que apresurarse. ¡Tanta hermosura como se ve por el mundo ! Me gustaría disolverme en el puro aire generoso”. Contraposición posible, obstáculos, dificultades, sombras, incoherencias. Pero en un poeta, también, la poesía. Ante todo, la poesía. También en estas Prosas recobradas. Por esto quiero terminar estas palabras con las que he querido de alguna manera acompañarlas con las que a ella, a la poesía, dedica en el texto “Sobre los poetas” y por ello transcribirlo íntegro. Es la despedida que siento más justa y más corresponde a la recobrada imagen que pueden traernos estas Prosas recobradas de Aleixandre y su testimonio y su recuerdo. Dice así el poeta sevillano en estas palabras : “Sí, los poetas somos ángeles desterrados de un mundo que vagamente recordamos y presentimos, y al que anhelamos retornar con toda la sed de nuestros corazones. Las alas se nos notan, puede tocarse su bulto apenas disimulado bajo la ropa. Como pueden verse, como un rastro fugaz y resplandeciente, en ciertas palabras, en ciertos poemas nuestros, donde anunciamos un mundo entrevisto en el éxtasis, no sé si profecía o si recuerdo, pero sí imagen de nuestro ineludible destino. Yo traigo a los hombres un mundo elemental, cruzado de luz y sombra, donde los instintos del hombre han sobrepasado los límites de su cuerpo, para informarse en las fuerzas oscuras, cósmicas y telúricas, bien ajenas como conciencia a la alegría o al dolor humanos. Ajenas ellas, no nosotros, a su invasora realidad totalizadora. Y en medio del dolor y de la alegría, créeme, hay algo en mí que me salva de mi propia destrucción, del desmoronamiento ante la ciega inutilidad del vivir : y es la relampagueante conciencia súbita de que yo soy expresión también, completamente incontrolable, de las fuerzas oscuras de la vida, tan poderoso, tan vital, como aquel hermoso árbol, como aquella arrulladora montaña, ¡qué hermoso el viento conmigo, qué hermosa conmigo la mar que me ignora, la dulce arena, el águila intangible o la piel suave que yo acaricio o he acariciado en horas o en días felices ! En mis poemas muchas veces he besado la tierra, redonda, abarcable, he dormido en su seno, sintiéndola volar por los espacios vivos. Como he besado labios ardientes o suavísimos, como he poseído cuerpos adorados, exactamente como he sufrido mi lote de dolor, que no era mío solo, porque yo sé que he sufrido por muchos que no sufrieron. Porque yo, no soy yo solo. Mi fe en la poesía es mi fe en mi identificación con algo que desborda mis límites aparenciales, destruyéndome y aniquilándome en el más hermoso acto de amor, y cuando yo canto, hablo de mí, pero hablo del mundo, de lo que él me dicta, porque esto es la inspiración : hervor en el reducido recinto del corazón, de fuerzas innumerables, concentradas finalmente como una sola espada atravesando de dentro a fuera del pecho del inspirado. Los hombres ven la punta de la espada, que surte teñida de la sangre del poeta, pero la empuñadura que la maneja está quizá en el centro de la tierra.// Besar unos labios, acariciar unos senos vívidos, enajenarnos en el delirio amoroso, es sólo el ciego acto de entrega a ese destino totalizador, de fuga de nuestros límites, hacia la hermosa, liberadora pérdida de nuestra conciencia. ¡Ay !, sólo instantánea, como mero símbolo de nuestra vocación, únicamente lograble del todo para el hombre en la muerte. Porque sólo la muerte trae esa comunión y confusión con lo creado, que es la gran fuerza -tan reducida y momentánea por otra parte- del amor, que es su simulacro. El poeta es el único que realiza con su poesía esa antevisión, esa comunión con un mundo total. Por eso la poesía y el amor tienen una misma fuente. Y por eso el poeta vence a la muerte, porque en vida descorre las cortinas de nuestro supremo aniquilamiento”.

 

 

Barcelona, 4 de marzo de 2023

 

Un commentaire, une critique...?
modération a priori

Ce forum est modéré a priori : votre contribution n’apparaîtra qu’après avoir été validée par un administrateur du site.

Qui êtes-vous ?
Votre message

Pour créer des paragraphes, laissez simplement des lignes vides. Servez-vous de la barre d'outils ci-dessous pour la mise en forme.

Ajouter un document

Retour à la RALM Revue d'Art et de Littérature, Musique - Espaces d'auteurs [Contact e-mail]
2004/2024 Revue d'art et de littérature, musique

publiée par Patrick Cintas - pcintas@ral-m.com - 06 62 37 88 76

Copyrights: - Le site: © Patrick CINTAS (webmaster). - Textes, images, musiques: © Les auteurs

 

- Dépôt légal: ISSN 2274-0457 -

- Hébergement: infomaniak.ch -